EL LEGADO DEL TURISMO BRITÁNICO EN LAS ISLAS CANARIAS
Impacto
socio-cultural sobre la población de Canarias
I.- INTRODUCCIÓN.
1.1: Definición de turismo.
El turismo es tan antiguo como el
hombre y nace con él mismo. Hoy se acepta que el primer turista de la Historia
es el viajero y geógrafo griego Herodoto. Viajó a través del mar, a pie, a
caballo y en carro a Egipto, Mesopotamia, Palestina y Persia. Herodoto
describió las costumbres y datos etnográficos de todos los territorios por los
que pasó.
El turismo es una actividad cuyo
protagonista es el hombre, por lo que, al desarrollarse en el campo personal,
cada quien tiene su interpretación, la cual depende de sus vivencias, deseos,
gustos, cultura, etc., y por lo tanto su definición desde el punto de vista
general se torna dificultosa y a veces contradictoria. La definición del
turismo es sencilla si se refiere en cada caso a la opinión de cada quien, a lo
que cada quien perciba o interprete, pero, al englobar la definición para
satisfacer la expectativa general, definir el turismo es difícil.
Lo cierto es que el turismo se ha convertido en el
principal sector económico del mundo, estimándose que en el año 2006 el movimiento de turistas por el mundo creció
hasta los 842 millones de personas. En muchos países del mundo el turismo ya
constituye entre un 5 y un 10 por ciento de su producto interior bruto y en lo
que se refiere a las Islas Canarias, su participación en el PIB supone el 70%,
con una cifra de visitantes en 2.008 que ascendió a los 9.356.912, según datos
publicados por el ISTAC.
El doctor José Ignacio Arrillaga en
su libro Ensayos sobre el Turismo, lo
define así: “Turismo es todo desplazamiento voluntario y
temporal determinado por causas ajenas al lucro, el conjunto de bienes,
servicios y organización que en cada nación determinan y hacen posibles estos
desplazamientos y las relaciones y hechos que entre éstos y los viajeros tienen
lugar”.
El profesor Manuel Ortuño Martínez,
en su obra Estudio del turismo,
define el turismo con palabras simples pero con una gran profundidad, diciendo:
“El turismo es la afición a viajar por el gusto de
recorrer un país”.
Podemos
resumir estas y otras interpretaciones acerca del turismo diciendo que es un
fenómeno socio-económico que influye en gran manera en el crecimiento cultural
y en la riqueza de los pueblos, o que es el movimiento de humanos para
intercambiar conocimientos, cultura, aventura, credo, idiomas, etc. En
definitiva, que es la tendencia natural del ser humano a cambiar de sitio
temporalmente para beneficiarse de las bondades del lugar visitado.
1.2: Clases de turismo.
Dentro de la clasificación del
turismo, entre otras, citaremos el turismo
de descanso y esparcimiento, que es en realidad la clase de turismo más
estrictamente apegado a su definición. El
turismo de negocios, aunque algunos autores consideran que este tipo de
viajes no se ajusta estrictamente al concepto de turismo, al entender que éste
debe carecer de ánimo de lucro. Turismo
cultural y científico, o aquel que individualmente o en grupos tiene como
finalidad la asistencia o participación en manifestaciones culturales,
festivales de música, etc. Turismo
deportivo, que también podría llamarse turismo de entusiasmo porque es el
que mueve a mayor cantidad de jóvenes y es el más sano por que su motivo no es
otro que la practica del deporte. Nada tiene que ver con ese turismo de 24
horas propiciado por los hooligans de cualquier país.
1.3: Orígenes del turismo.
Aunque algunos autores sitúan los orígenes del turismo
en la Grecia clásica, pasando por el Imperio Romano con las segundas
residencias para el descanso y el esparcimiento en Pompeya y Herculano, no será
hasta el siglo XXVIII cuando se pondrán las bases del turismo moderno.
El germen surgió en el Reino Unido,
se le denominó “Grand Tour” y tenía como objeto primordial enseñar a la joven
burguesía compuesta por miembros del cuerpo diplomático, políticos, abogados,
militares, etc., los saberes y logros de los estados europeos modernos.
Francia, los Países Bajos, Alemania y sobre todo Italia, fueron los países
objeto de estos viajes, quedando excluida la Península Ibérica por razones
diversas, entre ellas, el conflicto entre las coronas española e inglesa y la
deficiente infraestructura de que gozaba España. Sólo con la llegada al trono
español de la Casa de Borbón, cambiará ligeramente la situación y comienzan a
aparecer ilustres visitantes por la frontera española.
El turismo moderno, con los dos
componentes que le son inherentes, la libertad de movimientos y la gran masa de
personas que lo practican, sólo se dará con la aparición de la máquina de
vapor, dando origen al ferrocarril y al
barco de vapor, en el siglo XIX.
Por lo que al turismo contemporáneo
se refiere, son sus componentes definitorios la rapidez en los desplazamientos
(el avión), la amplia oferta de destinos, la duración de las estancias y el
control de todo el conglomerado por parte de unos pocos operadores.
II.- EL TURISMO EN
ESPAÑA.
2.1: Breves antecedentes del turismo en España.
Como ya se ha dicho, las malas
relaciones de la Corona de España con otros reinos; el agobiante barroquismo
imperante frente a los aires neoclasicistas que soplaban en Europa y la total
ausencia de infraestructuras, mantuvieron alejada a España de las rutas de los
viajeros europeos.
Mediado el siglo XVIII, reinando
Carlos III, Madrid comienza a convertirse en punto de partida para ciertas
excursiones radiales que explorarán el resto del país, comenzando por los
Reales Sitios y la zona de Castilla, para más tarde adentrarse en Andalucía y
Cataluña, siendo ésta la región mejor equipada para el viajero y con mejores
infraestructuras.
No será hasta mediado el siglo XX,
después del denominado desarrollismo, cuando el turismo llegó a representar un
elemento importante dentro de la economía de España, ya que de los 5.800 establecimientos
hoteleros existentes en 1.965, con una capacidad alojativa de 300.000 plazas,
la previsión era, para 1.967, alcanzar el millón de plazas hoteleras. Para
alcanzar esta cota de capacidad de recepción de turistas se siguen diversas
estrategias, entre ellas la apertura a la inversión extranjera, hasta entonces
muy restringida, las subvenciones, la concesión de créditos blandos,
amortización contable a mayor plazo, etc. Y en ocasiones supliendo la
iniciativa privada con la oficial, como fue el caso de los paradores y hoteles
propios.
Así, España llega a alcanzar el
quinto puesto como potencia turística mundial, logrando en el año 1.969 que los
ingresos por turismo supongan la primera partida de la balanza de pagos.
Todavía no se habla de la primera industria del país, pero poco falta.
III.- EL TURISMO EN
CANARIAS.
3.1: Orígenes y
antecedentes.
Herodoto no viajó al Archipiélago Canario, por lo que
las primeras descripciones de nuestras islas las encontramos en otros viajeros
de la Antigüedad. Con el paso de los siglos, las informaciones sobre Canarias
se corresponden más con la mitología que con la realidad. No será hasta la descripción
de Plinio el Viejo, escritor romano del siglo I, cuando se encuentre una
descripción en la que podamos reconocer geográficamente a nuestras islas, y
ello fue posible gracias a la expedición organizada bajo el reinado de Juba II
de Mauritania a las islas.
Mapa
de las Islas Canarias.
A partir de la expedición de
Lancelotte Malocello a Lanzarote en 1.336, posiblemente arribado a la isla por
error de navegación, se han sucedido en el tiempo un flujo continuo de
expediciones cuyo destino era el Atlántico Sur, en ocasiones, y en otras con
decidida intencionalidad de ocupación de las islas.
Por solo citar un ejemplo,
reseñaremos el viaje realizado bajo los auspicios del rey de Portugal Alfonso IV
en 1.341, al mando del capitán florentino
Angelino Corbizzi. Fue éste posiblemente el primer viaje realizado por
europeos donde se combinan los fines turísticos, de simple curiosidad y espíritu
aventurero, con los fines de exploración comercial. Visitaron la práctica
totalidad de las islas observando a sus habitantes y sus recursos. El encargado
de relatar la expedición no fue otro que el genio de la literatura Giovanni Boccaccio.
Se puede afirmar que la imagen turística de Canarias se
forja desde el mismo momento que se incorpora a la órbita europea en el siglo
XV, razón por la cual es y será un sólido destino turístico.
3.2: El turismo en Canarias en la época contemporánea.
La historia del turismo en Canarias
está asociada a la de los puertos, ya que fueron las relaciones comerciales las
que propiciaron el desarrollo del turismo. En particular, durante el siglo XIX
era frecuente el tráfico continuo de barcos por el Atlántico y los puertos
canarios, que se convirtieron en una gran estación carbonera y en escala
obligada para el avituallamiento de buques de paso en sus travesías, que por lo
general unían Inglaterra y Francia con sus colonias africanas.
El
Queen Mary de la Cunard, en el Puerto de la Luz. 1964
De esta manera, las empresas navieras europeas
se dieron cuenta del atractivo turístico de las Islas y aprovecharon sus barcos
para acomodar pasajeros en sus camarotes. A su vez, las tripulaciones de dichos
barcos, junto a los demás extranjeros que venían a Canarias por cualquier
motivo, incluidas las importantes colonias en las islas de alemanes e ingleses,
especialmente estos últimos, junto con los cónsules, actuaron como genuinos
canales de comunicación de los atractivos turísticos de las Islas en sus
respectivos países.
Así, el turismo en Canarias se
remonta a finales del siglo XIX donde el clima, el paisaje, la naturaleza, el
comercio y el buen trato de los isleños al huésped fueron factores decisivos
para su posterior desarrollo. Para acoger a los primeros turistas en torno al
año 1.865 se abren en Canarias las primeras fondas o viviendas para acoger a
turistas con enfermedades de pulmón, estómago y sistema nervioso, entre otras,
aprovechando de esta forma los atractivos del clima y de las aguas minerales de
Canarias para la salud.
Como una consecuencia más de sus
intereses comerciales en las Islas Canarias, fueron los ingleses los que
primeramente establecieron en al Archipiélago su base de reposo y convalecencia
más allá de sus fronteras. Efectivamente, nuestras islas supusieron para la
fabril Inglaterra de la revolución industrial un lugar privilegiado para la
recuperación de sus “invalids”, enfermos con padecimientos del mal del momento:
la tuberculosis. Los doctores ingleses James Clark, William W. Cooper y William R. W. Wilde, sobre los que volveremos
más adelante, encontraron en las islas
un lugar idóneo, siendo, junto a otros, los descubridores de Canarias como
lugar de interés médico-turístico para el traslado y tratamiento de este tipo
de enfermos.
De otra manera, desde 1880 hasta el
inicio del turismo de masas en las Islas Canarias, este sector tendrá un crecimiento en torno al turismo de
salud, al que se vinculará el de placer y las visitas de científicos europeos. Por
tanto, y al igual que en la actualidad, aunque por diferentes atributos, los
dos principales atractivos turísticos de las Islas eran el clima y la
naturaleza, que trasladados a la actualidad equivalen a “sol y playa”.
En esta época son numerosos los
artículos publicados en la prensa internacional, particularmente la británica,
sobre los atractivos naturales de Canarias para la salud. Estos atractivos
también vienen recogidos en varias guías turísticas, entre las que cabe citar
la de Salmer Brown titulada “Madeira, Canary Islands and Azores”, que llegó a
contabilizar diez ediciones en el año 1.910.
El carácter pionero del turismo de
salud también se justifica por la constitución de entidades especializadas en
dicho producto turístico –en 1.885 se constituye la
El
hotel Santa Catalina hacia 1909
Sociedad
Hoteles Sanatorios- y la creación de lujosos hoteles de gran nombre –en 1.886
se inaugura el Gran Hotel Sanatorio Taoro en Tenerife y en 1.888 el Hotel Santa
Catalina en Gran Canaria-, que confirman la tradición de estación sanitaria del
Archipiélago.
El negocio del alojamiento
turístico, principalmente centrado en las fondas españolas y habitaciones en
residencias de extranjeros, experimentó un gran auge en 1.885 con la llegada al
Archipiélago de unos 400 enfermos y
convalecientes que se alojarán en Santa Brígida y en el Puerto de la Cruz.
Ello, junto a otros factores como el auge de la exportación frutera, el fuerte
impulso de la navegación a vapor y la mejora de las comunicaciones insulares,
creó las condiciones adecuadas para el primer desarrollo de la oferta alojativa
en Canarias.
En línea con lo anterior, podría
considerarse que el negocio turístico en Canarias comienza en 1.885,
extendiéndose en una primera etapa hasta el año 1.918. Así, en 1.900 aparecen
censados en las Islas un total de 4.227 extranjeros (2.085 ingleses, 610
alemanes y 582 franceses). Con la llegada de cruceros a los puertos canarios,
fundamentalmente en invierno, con estancias de los cruceristas de 1 a 3 días,
la cifra de visitantes durante un año supera los 5.000 en la última década del
siglo XIX. Entre 1.900 y 1.918 se estima que el número medio de turistas que
anualmente visitaban las Islas se encontraba entre los 8.000 y los 9.000.
Por su parte, la oferta alojativa
crecía para atender al número cada vez mayor de turistas que visitaban
Canarias. En 1.914, la oferta de Las Palmas de Gran Canaria ascendía a 9
hoteles y diversas ofertas de casas de huéspedes, mientras que en Santa Cruz de
Tenerife se situaba en 15 establecimientos; en el Valle de La Orotava en 10
establecimientos y diversas ofertas complementarias de casas controladas por
suizos e ingleses. Santa Cruz de la Palma contaba con 4 pequeños hoteles, y el resto de las Islas
apenas contaban con alguna fonda.
3.3: Los descubridores del potencial.
James Clark (1.788-1.870)
James Clark cogió a un paciente suyo tísico y viajó con
él por el sur de Francia y Suiza observando minuciosamente los efectos del
clima sobre la tuberculosis. A partir de ese momento, continúa su investigación en Italia, Inglaterra y
Alemania. El príncipe Leopoldo, luego rey de Bélgica le nombró su médico personal.
Nombrado médico de la Corte con la ascensión al trono de la reina Victoria,
pronto cayó en el descrédito al diagnosticar un embarazo a Lady Flora Hastings
cuando su padecer era un tumor abdominal. A pesar de ello nadie le niega su
autoridad en el conocimiento de las afecciones pulmonares y se convierte en
defensor de la climatoterapia.
Entre 1.826 y 1.827 visita Tenerife
para estudiar sus condiciones climáticas. El trabajo de investigación realizado
lo incluirá en su libro The sanative
influence of climate, publicado en Londres en 1.829. Aquí recoge en varias tablas los registros de temperaturas medias
por mes, estación y año, realizadas por el doctor Todd sobre un gran número de
ciudades de todo el mundo, donde se incluye Santa Cruz de Tenerife por primera
vez. Son estos registros los que ayudarán a Clark a acercarse a las
características físicas del clima de Tenerife. En esta tabla comparativa de
temperaturas se advierte la superioridad de Tenerife sobre el resto de
ciudades, y en particular sobre Funchal.
Dejó escrito: “Como
un centro de residencia para los invalids, el Valle de la Orotava posee muchas
ventajas sobre Santa Cruz, desde el punto de vista del alojamiento y de la
belleza del lugar. Los invalids residentes en él pueden permanecer ahí durante
todo el verano, sin sufrir demasiado el inconveniente del calor, y pueden pasar
los meses de invierno en el clima más cálido y seco de Santa Cruz”.
William White Cooper
(ca. 1.790-¿?)
William Cooper fue otro de los médicos que se acercó a
Tenerife para el estudio de la climatoterapia, uno de los aspectos más
importantes de sus investigaciones científicas que no sólo ocupó la atención en
esta primera mitad del siglo, sino que continuaría durante el último cuarto del
mismo, incluso con más intensidad, cuando los médicos victorianos de la British
Medical Association y The Royal College of Physicians, Royal College of
Surgeons of England, así como miembros de las universidades de Oxford y
Edimburgo, muestran un interés inusitado hasta entonces por su estudio. Apenas
se encuentran datos biográficos de este prestigioso médico, amigo y colaborador
de James Clark. Visitó San Cruz de Tenerife en Enero de 1.840 y sus estudios
sobre la ciudad se publicarán en su obra The
invalid’s guide to Madeira, with a description of Tenerife, Lisboan, Cintra,
Mafra, etc.
Escribió: “Tenerife
es más cálido y la atmósfera más seca que la de la última isla (Madeira); y
algunos caballeros que sufrían afecciones pulmonares y que han estado en
Madeira por algún tiempo, han declarado que se sentían mucho mejor en Tenerife…
Además Funchal, es el único lugar de residencia, dentro de Madeira, donde los
invalids pueden residir, mientras que en Tenerife, cuando se cansan de Santa
Cruz pueden visitar Orotava (Puerto de la Cruz), precioso pueblo del otro lado
de la isla”.
William
Robert Wills Wilde (1.815-1.876)
William Wilde, padre del escritor
Oscar Wilde, era el menor de los tres hijos del médico Thomas Wilde. Sus dos
hermanos fueron ordenados sacerdotes de la Iglesia de Irlanda, mientras él
seguía la profesión de su padre. Después de obtener el diploma en oftalmología
y otorrinolaringología en 1.837, sus amigos Henry Marhs y el Doctor Graves le
nombraron asistente médico de un invalid, Robert Meiklam, para acompañarlo en
un viaje a bordo del yate particular de este último, The Crusader . Embarcaron el 24 de Septiembre de ese año y durante
9 meses de travesía, visitaron La Coruña, Lisboa, Madeira, Tenerife, Gibraltar,
Argelia, Sicilia, Egipto, Siria, Jerusalén y otros lugares de Asia Menor.
Producto de ese viaje fue la publicación en 1.840 del libro titulado Madeira, Tenerife and along the Shores of Mediterranean.
William Wilde fue una de las figuras
médicas de primera mitad del siglo que nos visitaron. Tanto él como los
eminentes doctores Clark y Cooper resaltaron en sus respectivos escritos la benignidad
del clima y las condiciones óptimas de las Islas Canarias junto con Madeira
para ser los nuevos healt resorts del
Sur.
Dejó
escrito: “El Valle de la Orotava posee mayores
ventajas para la residencia de un invalid, por ejemplo, atmósfera cálida y
seca; bastante abierto para permitir la libre circulación del aire; el mar;
rodeado de colinas que lo protegen de las ráfagas del invierno, del frio, del
siroco del verano, y si no tiene tan buen aspecto como Funchal, tiene el Pico
entre él y el desierto africano; y la costa misma, excepto cerca del puerto,
está rodeada por pequeñas colinas que suavizan en viento del norte desde el
mar”.
3.4: Las otras razones: La expansión del Imperio y la
aclimatación.
Como hemos visto anteriormente, Canarias se convierte
así en un lugar privilegiado para la convalecencia de personas aquejadas de las
patologías ya reseñadas. No fue hasta los años 80 del siglo XIX cuando una ola
migratoria de británicos adinerados (gentlemen y ladies) llega en la época del
frío invernal para buscar refugio en Canarias. Por esta razón, el grueso de
turistas que se trasladaron a las islas era para la convalecencia de las
enfermedades del momento, sobre todas ellas destacaba la tuberculosis. Muy
probablemente otros eran turistas que
huían de los sofocantes rigores de la sociedad victoriana y del estrés
cotidiano. Muchos de estos turistas se quedarán en las islas de por vida.
Pronto el Puerto de la Cruz y Las Palmas de Gran Canaria se convierten en
centros médico-turísticos de moda.
A esta razón se le vino a añadir
otra como consecuencia de la expansión del Imperio británico en ultramar y su
interés por la costa occidental africana
a lo largo del siglo XIX, cuando los ingleses establecen en ella empresas destinadas
a explotar el aceite de palma, a la vez que realizan otras misiones
relacionadas con sus intereses. Se trataba, por otro lado, de encontrar una
“estación de aclimatación” en un lugar subtropical de temperaturas suaves y
cálidas, como las de Canarias, para adaptar a aquellos colonos residentes en
sus territorios tropicales, que tanto en sus viajes de ida como de vuelta a
casa, evitaran los fatales efectos sobre la salud por los cambios de
temperatura. No era extraño que los residentes en Oriente sufrieran las
consecuencias del fuerte cambio de temperatura, por ejemplo entre la India y el
Reino Unido.
Por otra parte, Canarias fue en esa
época el “pabellón de infecciosos” del Imperio Británico, pues tanto los
trabajadores, militares y misioneros afectados por enfermedades propias del continente
africano, como la malaria y los padecimientos del hígado, más propio de los
residentes en la India, eran traídos a las Islas para su convalecencia,
evitando así ser trasladados enfermos a Gran Bretaña.
Esta estancia rehabilitadora en las
islas dio lugar a la puesta en marcha, en 1.891, en Gran Canaria de la Fundación Queen
Victoria Hospital y la posterior apertura de un hermoso edificio de
construcción inglesa, bajo auspicios, control médico y capital británicos.
Similar idea no prosperó en el Puerto de la Cruz al negarse a ello las
autoridades locales.
IV.- IMPACTOS SOCIALES Y CULTURALES.
4.1: Incidencias
sociales.
La llegada de los primeros pobladores a Canarias, desde
su inmediata incorporación a la corona de Castilla, ha sido un elemento de
enriquecimiento y modificación de conductas y hábitos sociales. Pensemos que
desde el siglo XV llegan a nuestras Islas castellanos, andaluces, extremeños,
catalanes, gallegos, portugueses, genoveses, franceses, flamencos, malteses,
ingleses y otros pueblos. Este amplio espectro de pueblos y culturas conforman
lo que podríamos definir como la idiosincrasia de la sociedad canaria, que
acaba por reafirmarse en el siglo XIX. A partir del último tercio de este siglo
la influencia extranjera predominante será la británica, en la medida de que es
el Reino Unido el gran impulsor y protagonista de nuestro desarrollo comercial,
hasta el punto de que todo el entramado empresarial, de importaciones y
exportaciones, está en sus manos, siendo ellos los responsables del desarrollo
y mejora de los cultivos de exportación y los dueños de los canales de
distribución. Esta persistente presencia en la economía isleña viene acompañada
de la correspondiente influencia social y cultural que se manifestará en los
usos y costumbres de la sociedad canaria, fundamentalmente en la clase media aunque
en mayor medida en las clases altas.
4.2: Incidencia
arquitectónicas.
Los británicos construyeron en las Islas casas, hoteles
y templos de estilo neogótico victoriano, edificaciones que sirvieron de
referencia a la burguesía isleña. Ejemplos de estas construcciones las tenemos
en el hotel Metropole en Gran Canaria o la iglesia anglicana All’Saint del
Puerto de la Cruz. Esta arquitectura influyó en gran medida en las élites de
las Islas y así podemos aún hoy contemplar la Casa Salazar en La Orotava como
ejemplo de aquella traslación de estilo.
El
antiguo hotel Metropole, hacia 1900
Los propietarios de las viviendas
tenían por costumbre pintarlas de rojo. Los isleños denominaron a este color
como “rojo inglés”. La forma de entender la vida y las relaciones sociales de
los visitantes dejo su huella, no sólo en el estilo sino también en el diseño
urbanístico. Ejemplo de ello son el “Barrio de los Hoteles” en Santa Cruz y la
“Ciudad Jardín” de Las Palmas de Gran Canaria.
Sin embargo, este estilo neogótico
vitoriano antes aludido no tuvo demasiado éxito entre la sociedad canaria. De
una parte porque los elementos constructivos no existían en las Islas, había
que importarlos con el encarecimiento que ello llevaba aparejado. Otro de los
elementos disuasorios a la hora de copiar el estilo fue la teja: la teja
inglesa, aunque más perfecta técnicamente y mejor resistente frente a los
vientos, no era la idónea para nuestro clima. La teja árabe es mucho más
apreciada ya que en su colocación deja canales para la aireación. La inglesa
por el contrario, calienta en exceso la casa.
4.3: Incidencias
lingüísticas.
Uno de los aspectos en los que más incidiría la influencia
británica será en el lenguaje. El constante y creciente contacto de los isleños
con los productos británicos y las personas inglesas, dejará huella en el plano
lingüístico mediante la absorción de los términos extranjeros de que no había
equivalente en la lengua propia y son palabras que no tienen correspondencia
alguna con el castellano. Estas palabras inglesas eran tomadas como préstamo
que una vez asumido e integrado en el propio idioma, iban a funcionar con las
mismas reglas gramaticales del castellano. Son los anglicismos.
En castellano hay bastantes
anglicismos: tenis, short, wáter, taxi, pullover, anorak, bar, vagón, bistec,
etc. En Canarias se introdujeron otros que a nivel nacional no existen. Las
palabras que se incorporan al léxico canario procedentes del inglés, lo hacen
por la vía oral, no por la escrita porque los isleños contactaban con el inglés
por el habla y no por la escritura. Así, cuando un canario pronuncia cualquier
palabra inglesa que ha incorporado a su habla, la pronunciará correctamente y
no porque sepa inglés, sino porque las oye pronunciar de ese modo.
Como dato anecdótico, citamos aquí
parte del contenido del trabajo de campo realizado por el Doctor Bazo Martínez
en 1.975 en la Isla de La Palma, donde se encontró con dos varones mayores
cuyos nombres eran Don Teatime y el otro Don Pifrín. Habían sido tomados, como
pueden adivinar de los nombre de dos marcas de galletas inglesas: Teatime y
Peak Frean.
4.4: Incidencias en
hábitos alimentarios.
De entre los efectos impactantes a la par que
beneficiosos para los isleños debidos la presencia británica en particular y
extranjera por extensión, hay que citar los que tuvieron relación con el cambio
en los hábitos alimenticios de las clases acomodadas. Se incorporan a la dieta
alimentos de procedencia extranjera, como los quesos, langosta, bacalao, jamón
york, salmón, arenques,…
Mención aparte merece la repostería,
en cuyo aprendizaje eran instruidas las mujeres de clase alta. De entonces se
adquiere el gusto por los “queques”.
Se asume incluso del estilo inglés
los horarios de las comidas: se solía comer en las islas dos veces al día: el
desayuno a las diez y la cena a las cinco de la tarde. A partir de ahora se
tomará el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena temprana. Se evoluciona
en el consumo de bebidas alcohólicas, pasando del casi exclusivo ron a
incorporar el whisky, la ginebra y el champán.
No obstante, seguía existiendo una
gran brecha entre la dieta del hacendado y burgués y la gran mayoría de la
población de las islas. Los campesinos seguían basando su alimentación en las
papas, batatas, pescado salado,…
4.5: Incidencia
ideológicas.
La estrecha relación y dependencia de las Islas
Canarias con el resto del mundo permitió que los contactos con la cultura
europea fueran normales, continuos y fluidos para las élites de las Islas,
principalmente las de realengo. La frecuente llegada de comerciantes, viajeros
y científicos, así como la presencia permanente de una burguesía comercial,
consiguió ampliar los horizontes socio-culturales de las élites insulares. Cabe
señalar aquí que fue la inquietud cultural que despertaron los irlandeses (que
tomaron el relevo a los ingleses en el siglo XVIII) entre las élites locales,
dando lugar en gran medida a que la Ilustración tuviera en Canarias la
importancia que consiguió.
Así y todo el canario pertenecía
cultural, espiritual e intelectualmente al mundo mediterráneo, radicalmente
opuesto en su manera de pensar y vivir al mundo protestante anglosajón. La
línea divisoria no era únicamente cultural, sino en gran medida religiosa. Por
ello la burguesía local se mostraba más proclive a la influencia francesa, país
latino en definitiva y de religión católica.
El protagonismo inglés en el
desarrollo del liberalismo y en su concepción de la organización política del
estado, al igual que su protagonismo en la filosofía, la arqueología y la
antropología social, entre otras disciplinas, va a conseguir interesar
vivamente a la escasa intelectualidad canaria. Gracias a esta influencia, los
canarios fueron capaces de tomar conciencia de su patrimonio isleño, pues hasta
la fecha reinaba el total desinterés y desidia hacia los yacimientos
aborígenes, por ejemplo. Entre el campesinado inculto era normal la quema de
momias guiados por atávicas supersticiones. Olivia Stone escribió al respecto: “los españoles… les traen sin
cuidado los guanches, los escenarios de las antiguas erupciones volcánicas o la
curiosa vegetación”.
En cuanto a la situación de la mujer
se refiere, los aires llegados de Europa no supusieron cambio notable alguno.
Por entonces el papel de la mujer era eminentemente doméstico. Su misión de
soltera era la de ser agradable anfitriona y de casada desempeñar el papel de
buena esposa y ejemplar madre, aunque estos roles no eran exclusivos de
nuestras mujeres: era lo propio de la mentalidad de la época.
4.6: Otras
incidencias.
En cuanto al deporte, señalar que el que más relevancia
consiguió fue el futbol. Ya en 1.903 se formó en Las Palmas de Gran Canaria el
Football Club, que practica el juego en unos terrenos cercanos al Muelle de
Santa Catalina frente a la compañía de Wilson Sons and Co. Por esas mismas
fechas se crea en Santa Cruz el English Club que se desplaza hasta La Laguna
para jugar sus partidos, en principio con equipos formados por tripulaciones de
los barcos que nos visitaban.
El
Real Club Victoria. 1917
Referente a la vestimenta hay que
señalar que la influencia británica se dejó sentir prácticamente en todas las
clases sociales. Los campesinos decidieron cambiar sus mantos artesanales por
los Lancanshire blankets, usados por los campesinos del norte de Inglaterra.
Esta moda fue asumida por los campesinos de Tenerife pero no por el
grancanario. Los jóvenes de la pequeña y alta burguesía asumen la moda inglesa
de vestir y se generaliza el uso de la sombrilla y el sombrero.
Desde la óptica social conviene
resaltar que el turista británico creó conciencia donde no la había. Despertó
el respeto por los animales, hasta entonces brutalmente tratados; inculcó los
principios de la filantropía y fomentó el asociacionismo entre los propietarios
locales con el fin de poder acometer mayores empresas económicas.
V.- CONCLUSIÓN.
Como conclusión y desde un punto de
vista antropológico, podemos afirmar que, en general, el turismo ha sido el
principal motor de las recientes transformaciones culturales, sociales y
económicas de Canarias. El turismo implica el contacto con personas de bagajes
culturales diferentes que en definitiva provocará impactos culturales de diferente
intensidad. El turismo es, como afirma Theron Núñez, “una autopista hacia el
desarrollo y la modernización, que como todo proceso de homogeneización debe
ser asimilado con prudencia para preservar los valores identitarios”.
De esta manera, pues, el turismo ha
sido, es y será un acelerante de los cambios sociales que han colaborado en el
afianzamiento de la idiosincrasia canaria y en el bienestar general del
archipiélago.
BIBLIOGRAFÍA
SANTA
ANA, M. de. “Paisajes del placer, paisajes de la crisis”, Fundación César
Manrique 2.004.
AMADOR
GARCÍA, O. “El impacto turístico en
Canarias”. U.L.P.G.C., 2004.
(Tesis doctoral)
HERNÁNDEZ
JIMÉNEZ, V. “El centro de iniciativas y
turismo de Gran Canaria”, R. S. E. de
Amigos del País. 1.994.
GONZÁLEZ
LEMUS, N., MIRANDA BEJARANO, P. “El Turismo en la Historia de Canarias”.
Cabildo de Tenerife. 1.984.
Imágenes
con pie de foto, del archivo fotográfico de FEDAC.ORG.
Grabados
de los doctores ingleses, de “El turismo en la historia de Canarias”.
Reto
de ilustraciones tomadas de carteles y
postales propiedad de los autores.